José Ruiz Pardo Neuromarketing y estudios de comportamiento del consumidor con neurociencia aplicada.

Reflexiones en la nube


Liderazgo humano, ese deseado desconocido

Una cosa es la teoría y otra es la práctica y lo del liderazgo basado en las personas lo tenemos todos muy claro sobre el papel, pero nos cuesta entender al líder que lo practica. El liderazgo humano, al menos tal y como yo lo entiendo, parte de la persona. Y digo «persona» en singular y no en plural porque parte de cada uno.

Para ser un líder basado en las personas hay que empezar por conocer a cada una de ellas para poder crecer juntos, pero crecer como personas aunque estemos hablando de un entorno profesional. Partiendo de cómo es la persona, entendiendo qué necesita para realizar a partir de ahí buscamos sus funciones dentro del equipo y no al revés. Por supuesto sus funciones estarán basadas en perfil profesional, faltaría más, pero su relación con los demás estará basada en la persona. Un equipo basado en personas es un grupo de personas que profesionalmente hace avanzar a la empresa, pero cada individuo crece en el plano personal gracias a los demás integrantes.

Por eso un equipo así es mucho más difícil de crear, pero cuando se consigue es compacto, es mucho más estable, porque al no evaluarse a las personas en función de lo que hacen, sino de lo que son,  el desempeño es responsabilidad del grupo y no de la persona, por tanto se entienden las circunstancias personales que puedan estar haciendo que un miembro no esté al cien por cien y se le apoya no en lo profesional, sino en lo personal. El grupo humano se da cuenta que un miembro pasa por una época difícil y ayuda al compañero. Sus funciones son lo de menos, la persona es lo principal.

Sin ser este el objetivo principal del grupo estos equipos tienen un mejor desempeño y un mejor rendimiento. Cuando el nexo de unión es lo que uno hace en la empresa y el rendimiento cae, la relación entre esta persona y el grupo se deteriora. Sin embargo, cuando el nexo de unión entre los miembros del equipo son las personas y el rendimiento cae, el vínculo se fortalece por el apoyo de los demás miembros del equipo. Sin ser la competencia el objetivo primordial del equipo, este perfil de equipos son mucho más competitivos y mucho más eficientes.

Claro, que nada es gratis y lograr un equipo así requiere mucho más tiempo. Con lo que el líder de este tipo de grupo tiene que estar dispuesto a sacrificar algunos objetivos a corto plazo con las miras puestas en el largo. Algo que suele chocar con la visión cortoplacista habitual, tanto del entorno como de los propios miembros del grupo.

Cuando se realizan estudios de asociación en los que se miden las activaciones emocionales en diferentes situaciones para comparar las que un cliente siente con su marca, comprobamos como los mayores grados de fidelización se corresponden con aquellas que su mercado asocia a valores humanos.

No hay nada mejor para fidelizar a una persona que otra. Nada mejor, por tanto, para fidelizar un equipo, que uno cuyos vínculos son personales y nada mejor que una empresa que vive valores humanos para comunicar a sus clientes valores humanos.

El consumidor es una máquina de detectar incoherencias, si los miembros de una empresa no se comportan como los valores de la marca, empezamos a sumar puntos en la casilla de dejar de ser cliente. Esos puntos que hacen grande una bola de un pequeño error.

Las ventajas del liderazgo humano están claras para casi todos, pero muy pocos lo consiguen ¿por qué? Porque deseamos un liderazgo de este tipo, pero se convierte en utopía cuando el propio líder no es capaz de tener visión a largo plazo. Estamos acostumbrados a si algo no funciona, presiono para que se consiga y si no llegamos, a lo mejor la persona que tengo no es la adecuada. El liderazgo humano no se basa en resultados, los logra a través del crecimiento personal.

Vivimos en general en el mundo una profunda crisis de liderazgo. Cuando las personas no nos inspiramos nos dejamos llevar aunque los argumentos no sean profundos, esta es la clave del auge de los populismos en todo el mundo. Cuando la persona se inspira, confía en sí mismo y en su fuente de inspiración, no se deja llevar fácilmente si sus convicciones no están alineadas con quien intenta arrastrarle.

El tipo de liderazgo que deseamos todos para las empresas es el que también está necesitando el mundo. Es necesario, pero no sencillo. Muchos comienzan a intentarlo, pero se quedan en el camino porque no son capaces de inspirar suficiente confianza. El sacrificio del corto plazo es un precio demasiado alto. Esa visión de no más allá de nuestros propios pies ha hecho que no nos demos cuenta que gran parte del problema es no haber sabido formarlos. Lo hemos confiado todo a los que lo son de forma innata y esos son uno de cada millón o quizá mucho menos. ¿Alguien ha pensado que no tenemos líderes porque llevamos años sin pensar cómo se inspira a nuestros jóvenes? De aquellos barros vienen estos lodos. El mundo necesita personas, trabajando para personas y que se comporten como personas, hasta que no entendamos que esa es la esencia del futuro, seguiremos sin tenerlo.

José Ruiz

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